1 de febrero de 2017

La búsqueda del padre

Cuatreros
Dirección y guión: Albertina Carri
Argentina/2016













Albertina Carri presentó su quinta película, Cuatreros, en el festival de Mar del Plata y lo hará también en la Berlinale., en simultáneo con su estreno en Buenos Aires. Se trata de una inusual, original obra que, una vez más, excede lo cinematográfico. La creatividad de Albertina es deslumbrante:  valiéndose de found footage, tras una exhaustiva investigación en el Museo del Cine con la colaboración de Leandro Listorti, ha realizado una película completamente montada con imágenes filmadas por otros: películas familiares, publicitarias, informativos, cine clásico, proyectadas en varias pantallas simultáneas, mientras su voz en off –farragosa- no cesa de reflexionar sobre el proceso de realización de la película, sus intenciones, su historia de vida, su actualidad personal, su identidad, en suma. Este trabajo es una reelaboración de la instalación audiovisual que había presentado en 2015 en el Parque de la Memoria.

Si bien ella misma declara al principio que el punto de partida fue la búsqueda de Isidro Velázquez,  un gaucho rebelde del Chaco, al cual su padre, el sociólogo Roberto Carri, le había dedicado un libro fundamental –Isidro Velázquez: Formas prerrevolucionarias de la violencia-, y que también había motivado a Pablo Szir a realizar un documental hoy desaparecido al igual que su director, la búsqueda de Albertina excede el objetivo inicial.

Ella declara también que este es un western. Sin embargo, el film excede todo género, es imposible de catalogar: por detrás de la información documental, es capital la experimentación con la imagen. Es notable la significación que cobran 3 o 4 fotogramas independientes proyectados simultáneamente, la carga política que logran los mismos, y esto sin que el discurso esté explícitamente vinculado a la imagen. Y lo más importante: la permanente actualización de la instalación de la violencia en Argentina, y sus consecuencias. A pesar de todo ese contenido, tal vez el epíteto que más le calza al film es el de autobiográfico. Como Los rubios –otro documental como éste, en primera persona- la voz y la personalidad de Albertina se imponen. Sus motivaciones personales, su (im)posibilidad de filmar la historia de Velázquez, sus viajes en busca de su personaje, su vida familiar con su abuela y hermanas, su posterior matrimonio que constituyó una familia no convencional, son de la mayor relevancia. Albertina se explaya –tal vez demasiado, su discurso no conoce el silencio, ni siquiera la pausa- y su persona termina por ocupar todo tiempo y espacio. Y sin embargo, en el fondo  se trata de la misma búsqueda de Los rubios: la búsqueda de esos padres que nunca volvió a ver, que han marcado su vida, y ante los cuales ella vacila en ocupar su lugar. Y la conformación de una familia, en última instancia.

Una película revulsiva, de múltiples capas y sentidos, que cada espectador decodificará personalmente, y que, como Los rubios, nace destinada a la polémica.

Josefina Sartora

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